Aventuras de «cleteo»

Hace un tiempo atrás hablé de esto es un Direct que hice a través de Instagram cuando estuve viviendo en Suecia. Pero es que todavía el tema me sigue rodando la cabeza y decidí dejarlo por escrito…
Así es, en Enero me fui a Suecia por dos meses (esto para que se entienda el contexto), me fui a una isla llamada Gotland, a una pequeña ciudad llamada Visby. Resultó ser que para poder moverme en mi día a día la mejor opción era la bicicleta. Al principio yo estaba aterrada porque 1) nunca había sido muy buena para andar en bici. Quizás cuando chica, como juego, iba a ciertos lugares seguros a dar un par de vueltas. Pero nunca lo había usado como medio de transporte tal cual. Muchos de mis conocidos aquí en Chile sí lo hacían, pero yo los encontraba súper aperrados. 2) Yo no tenía para nada la preparación física para hacerlo. Cualquiera que me conozca sabrá que soy pésima en ese sentido y estoy lejos de ser una atleta. Y 3) no estaba del todo segura, al estar en otro país no sabía cómo eran las reglas del tránsito o cómo era el tipo de relación que había entre los ciclistas y los automovilistas. Tenía miedo de meter las patas.
En total, como no quedaba de otra, me lancé. Primero me habían prestado una bici y luego ya pude comprarme la mía propia porque gracias a internet se hace muy fácil y barato adquirir una usada en buen estado.

No voy a mentir, al principio me fue difícil. Para mí era súper estresante. Iba concentrada, apretada… ¡Y ni hablar del clima! Sí, yo fui en invierno a Escandinavia (porque soy súper inteligente) y me tocó salir y hacer mi vida con frío, viento, lluvia y nieve. Y aún así salía todos los días en mi buena bici… Pero de a poco le fui perdiendo el miedo, me empecé a acostumbrar, mi cuerpo se empezó a acostumbrar también y debo reconocer que hasta lo terminé disfrutando. Me encantaba salir en mi bici. Me hacía sentir libre. Es otro el contacto con la naturaleza y el ambiente que te rodea. Además que era todo más sencillo. Con el canasto me bastaba para hacer mis compras en el supermercado. No tenía qué ponerme a buscar estacionamiento. No me demoraba nada. Solo me subía a la bici, le sacaba el seguro y listo…

Quizás hay cosas que sabemos que son buenas, como andar en bicicleta, que entendemos la cantidad de beneficios que nos otorga (actividad física, salud mental, menos contaminación, más económico, etc), pero no las implementamos en nuestras vidas porque nos complicamos demasiado. Buscamos muchas excusas. Y finalmente eso es sólo un reflejo condicionado a nuestros miedos. ¿Me la podré? ¿Seré capaz? Hay que dar ese paso, salir de la zona de confort y atreverse. Yo tuve que hacerlo porque no me quedaba de otra. Pasé de ser un «poto con ruedas» (porque aquí en Chile usaba auto para todo), a ser una ciclista furiosa (jajaja bueno, quizás no tanto). Mi mayor logro fue cuando decidimos ir a visitar unos restos arqueológicos que estaban en un pueblito cercano y empacamos todo lo necesario para un día de picnic y partimos en nuestras bicis, con lluvia, a visitar el lugar. Aprovechamos de recorrer una playa cercana y unos riscos con una maravillosa vista. ¿El resultado total? Hicimos 45 kilómetros de bici en un día. Para mí eso fue más de lo que jamás creí que yo misma era capaz de hacer.

El problema es el siguiente: al volver a Chile me habría gustado poder mantener una modalidad similar. Usar más la bici que tengo acá y no tanto el auto. El tema es que aunque quiera, hay bastantes factores que hacen que la realidad de Suecia sea muy distinta a la de Chile. Sí, hay muchos que usan la bici aquí. En sectores rurales se ha usado desde siempre y en las grandes ciudades como Santiago son cada vez más los que han optado por este medio debido a la gran cantidad de problemas que presenta la locomoción pública. Eso no quita que sean verdaderos valientes cuando se trata de tratar de moverse en Bici por este país. A continuación enumeraré alguno de esos puntos:

-Bueno, partamos por lo más obvio. Suecia y Chile tienen geografías muy distintas. Suecia (y sobre todo Gotland) es mucho más plano. No tiene tantos cerros ni montañas. Andar en bici se hace mucho más fácil cuando no tienes que subir colinas tan empinadas como los cerros de Valparaíso.
-El clima no es excusa. El calor y el frío, la nieve o la lluvia, no son impedimentos. Pero sí es cierto que allá las calles están en mejor estado, por lo que no te topas con pozas, hoyos, o calles inundadas. También están tan acostumbrados a esos climas fríos que te topas con toda una variedad de productos para equiparte. Aquí en Chile me he topado con ciclistas que terminaron con un TEC y se los tuvieron que llevar en ambulancia por caerse en un hoyo. Y otros que la sacaron peor al caer en un hoyo y luego ser atropellados por un auto.
-Lo más importante es que una bici necesita por donde andar. Allá todo tiene ciclovía. TODO. Es maravilloso. Te puedes ir por al lado de la carretera y moverte de una ciudad a otra a través de la bici. Acá en Chile este ha sido probablemente EL GRAN TEMA. Y es que no hay por dónde andar. Salvo por una u otra ciclovía suelta por alguna ruta panorámica que no tiene principio ni fin y que son una verdadera burla porque hasta postes tienen en medio… No hay por dónde. Por la legislación actual en Chile la bicicleta se considera un vehículo, por lo que no puede ir por la vereda, que pertenece a los peatones. Sí o sí debe ir por la calzada. Y eso es prácticamente una condena a muerte. Esto nos lleva al siguiente punto:
-La relación conductor-ciclista. En Suecia están tan acostumbrados… todo el mundo anda en bici, scooter, en fin… Se respeta al ciclista (y el ciclista también conoce su lugar). El auto frena cuando tiene que frenar, guarda la distancia obligatoria, etc. Hasta los niños pequeños se van solos en sus bicicletas al colegio (yo estaría con ataque). De todos modos, insisto, parte de esta buena relación se debe a que cada uno tiene su pista, con sus señales éticas, sus semáforos, etc. ¡Ojo! También la relación peatón-ciclista. Allá la gente sabe que la ciclovía no es un lugar para pasear con el coche de guagua (pero es que si la vereda no está toda rota también es más fácil para el cochecito…)
-Nuevamente, las costumbres generan acciones. Como todo el mundo anda en bicicleta, en todos lados hay estacionamiento para ellas. Es fácil llegar y anclar tu bici, porque hay espacios para ello en todas partes. En serio, en todas. ¡Está repleto! En algunas partes incluso encontré unos estacionamientos que tenían unos «techitos» para el asiento, así si llovía o nevaba no tenías que sentarte en una silla toda mojada.

-La seguridad. No sólo basta con tener dónde dejar la bici. Es necesario saber, también, que cuando vuelvas estará ahí. Ahora, Suecia no es un lugar ideal, mágico y maravilloso donde nunca pasan cosas malas. De hecho a un amigo mío le habían robado su bici durante el verano anterior y parece que nunca la encontraron. Pero lo cierto es que esos casos son rarísimos. Aún así toda la gente se asegura de dejar su bici con un candado, pero es un candado que traba la rueda. La idea es que el que se la quiera llevar no la pueda usar, porque al parecer eso es lo más frecuente. Algún borrachito que no quiera caminar a su casa la va a tomar prestada y luego la dejará tirada. Si tu reportas la ausencia de tu bicicleta lo más probable es que la policía la encuentre en un par de días y la recuperes. Existe esa posibilidad. Acá en Chile tu tienes que amarrarla por completo a lo que sea que encuentres y aún así rogar para que cuando vuelvas todavía quede algo de ella. Algún pedazo de ella. Porque las desmantelan enteras, ¡ahí mismo! Y ni hablar de tratar de que se haga justicia… Y bueno, se trata de la seguridad en general. Tampoco tienes miedo de que te asalten con pistola para robarte la bicicleta. No digo de que esas cosas no pasen, deben haber casos, pero no es lo que la gente tiene en mente cada vez que sale a la calle.
-Y en esa misma línea, sobre todo si eres mujer (como yo), tampoco tienes la sensación de que todo el mundo te anda mirando el trasero o de que puede venir cualquiera y agarrarte el culo. Sí, existe ese respeto, cosa que aquí no.
-Practicidad: Allá la bicicleta se asume como otro medio de transporte más, por lo que se vela la conectividad. Hay opciones para quienes viajan con sus bicicletas en trenes o en barcos. Aquí recién se está intentando implementar algo de eso, como para que uno pueda subirse con la bici al Metrotren de Valpo… Pero no funciona del todo bien.
-Perros. Allá en Suecia las leyes sobre tenencia responsable son súper claras. Por lo mismo no hay perros callejeros. Acá en Chile está repleto. Aparte de pasar miedo pensando en que no me vayan a atropellar, tengo que andar pendiente de que no me salga un perro y me intente morder las piernas. Conversando con una alemana, me contaba que allá en su tierra ella solía hacer mucho ejercicio y salía a correr y andar en bici. Acá en Chile había intentado hacer lo mismo pero finalmente desistió: entre los perros, los autos y la delincuencia… Se rindió después de un tiempo.
-Otro factor, no menor, son las distancias. En la ciudad en que vivía yo las cosas no quedaban tan lejos unas de otras. Era más bien pequeña. Quizás por eso… Pero más allá del tamaño de la ciudad en sí, eran los círculos en que se movía la gente. Tienes el colegio, el hospital, el supermercado y las tiendas básicas cerca. Lo mismo el trabajo (a menos que sea algo muy específico). Pero en general la gente se organiza bien por barrio y no hace falta cruzar absolutamente toda la ciudad en un viaje de tres horas para llegar al colegio o al trabajo. Si vives más cerca, entonces la bici es una buena alternativa.

Bueno, esos son algunos de los puntos que me parecen más destacables, los más importantes. ¿Por qué se los comento? No se trata de idealizar a un país mostrando lo avanzados que están… No. Se trata de que si nos vamos a comparar con países del orden «primer-mundista,» comparémonos bien. ¡Cuántas veces he escuchado «deberíamos usar más la bicicleta como medio de transporte!» Y sí, deberíamos, totalmente. Yo apoyo esa idea. Pero si realmente queremos apuntar en esa dirección, son muchos los factores que debemos considerar. No basta con sólo copiar las buenas ideas, sino que también entender por qué algunas cosas son posibles y otras todavía requieren solución. Si no resolvemos estos factores sólo vamos a hacer que el objetivo final no se cumpla o se cumpla mal. Sé que hay varios que se han movido por potenciar el uso de la bicicleta como medio de transporte. Movimientos como los Furiosos Ciclistas se encuentran constantemente difundiendo información importante sobre cómo lograr una relación vial sana y segura, promoviendo la circulación y la manutención de forma responsable, etc. Pero lamentablemente todavía aquí ser un ciclista cuidadoso y responsable no es sinónimo de estar seguro. Si cada día más y más tomamos consciencia y hacemos presión, quizás podamos lograr 1) concientizar y 2) lograr mejoras.

Para finalizar sólo les dejo algunas curiosidades extra sobre mi experiencia andando en bici allá en Suecia:
-En Suecia no es obligatorio el uso de casco, en Chile sí (lo cual quizás a muchos no les guste por no ser tan cómodo o estético, pero sí es muchísimo más seguro andar con casco).
-Durante el invierno allá se oscurece muchísimo más temprano. En algunos lugares más al norte casi ni sale el sol. Esto hace que toda la gente ande siempre con elementos reflectantes: desde colgantes en las chaquetas, tiras en la mochila o chalecos reflectantes. ¡Hasta las mascotas salen con sus lucecitas a pasear! ¿Y saben qué? ¡Son muy útiles! Ni se imaginan la de veces que estuve a punto de chocar con otras bicis o con personas porque la oscuridad es tal que no se ven. Y eso que mi bici tenía un tremendo foco que se cargaba vía USB. Allá es obligación que las bicicletas tengan luces adelante y rojas atrás.
-Por el mismo tema de la oscuridad, debo admitir que daba lo mismo entre salir a las 5 de la tarde o a las 5 de la madrugada. La oscuridad y el frío serían iguales. En general la gente no sale mucho en esa época, así que la soledad de las calles también sería más o menos la misma.
-No hay nada peor que pedalear con el viento tan fuerte, tan fuerte, que te bote de la bici. Si ahora a eso le sumas ir en subida. Olvídalo. Jajaja… Pero sí, se puede.
-¡Ah! ¡Esto fue todo un descubrimiento para mí! Acá en Chile nosotros solemos tener dos frenos: en una mano el de la rueda delantera y en la otra la trasera. ¡Allá no! Lo habitual es tener en una mano el freno delantero y el freno trasero se acciona con los pedales al pedalear hacia atrás. Por lo mismo me era tan extraño al principio empezar a pedalear, porque por el sistema no podía simplemente subir el pedal como suelo hacerlo acá en Chile. Jaja…
-Venden cubre asientos para que cuando te estaciones bajo la lluvia éste no se moje. Algunos son de lana de ovejita para que al sentarse sea más blandito y calentito. :B
-También existen todo tipo de asientos para bebés y carritos en donde puedes llevar varios niños juntos. Incluso este tipo de carritos tiene un estacionamiento especial en el estacionamiento de bicicletas del supermercado. La gente de la tercera edad usa unos carritos eléctricos, así que se mueven súper independientemente. Aún así varias veces vi gente de la tercera edad andando en bicicleta y ciertamente me pateaban el trasero. XD
En fin, eso es lo que se me ocurre por ahora. Quizás le vaya agregando cosas si me acuerdo de algo por ahí. Insisto, yo estoy lejos de ser una experta en bicicletas. Con suerte puedo pasar un cambio. Pero le he agarrado el gustito y sé que hay varios como yo que con algo de ayuda podemos ir metiéndonos más y más en este fascinante mundo.
Ya, me lo saqué de encima. Me desahogué. Jajaja… ¡Por más bicis y menos autos en la vía pública!
